Si hay algo que caracteriza al santiagueño, eso es la “tranquilidad”. Como buen provinciano, no tiene problema de sentarse a tomar unos mates en la vereda, dormir una horita de más y hablar todo lo pausado que quiera. Sin embargo, todos requerimos un descargo alguna vez.
Es por eso que el santiagueño tiene una mítica expresión para todos esos momentos en los que algo le sale mal… la vieja y querida exclamación de tres letras, tan representativa.
Esta tiene un uso totalmente distinto al que acostumbran los vecinos del Tucumán y aquí recopilamos los momentos en los que nos sale de adentro gritarla con todas las fuerzas:
Cuando nos tropezamos
Cuando se nos cae algo
Cuando no podemos con esas pequeñas batallas del día
Cuando le erramos a la pelota
Cuando nos derramamos algo
Cuando no llegamos al semáforo
Cuando vemos la hora y descubrimos que es tarde
Cuando no guardamos el Word y se apaga la compu
Cuando se te traba el celu en la parte interesante de la conversación
Cuando dejas el portón abierto y se escapa el perro
¿Y? ¿Qué opinas? seguramente estarás pensando en lo mal hablado que podemos ser a veces, pero no creas que todo lo que decimos son puras malas palabras eh…