El famoso «Parque Aguirre», uno de los espacios mas imponentes de la ciudad capital Santiago del Estero. Inaugurado un 9 de agosto de 1903, a raíz de una iniciativa de renacimiento en la que cientos de santiagueños se sumaron a plantar mas 1600 eucaliptos en la zona del brazo muerto del Rio Dulce. Todo dado en el «Día del Árbol», y por sobre todo, una razón primordial, la cual había afectado a la población local gravemente.
La provincia venia sufriendo (desde fines del siglo 19 y principios del siglo 20) el ataque de epidemias que llegaron a causar la muerte de gran parte de la población. Una emergencia que necesitaba de un «héroe» y su saber. Por el año 1901, el «paludismo» (mas conocido como malaria) llegó a cobrarse la vida de un 60% de santiagueños. Hablamos de una enfermedad infecciosa, trasmitida por la picadura de un mosquito.
Por esto, aparece en escena un bien llamado «prócer», el doctor Antenor Álvarez. Un prestigioso medico higienista santiagueño, quien ocupó el rol de Presidente del Consejo de Higiene Pública (entre otros cargos) y creo el plan “Plan de Defensa Sanitaria para la ciudad » o «Plan Alvarez», el cual tenia la intención de aminorar urgentemente el ataque de las epidemias a la población.
Este plan también proponía medidas que suponían avanzar en la socialización de las nociones de higiene en la sociedad intentando modificar las practicas culturales vigentes.
La principal acción era drenar las zonas donde habitaba la llamada «malaria», y convertirla en un parque, actual «Parque Aguirre». A esas tierras, gravemente invadidas por esa enfermedad infecciosa, se la limpió, secó y se la preparó. Y como toque final, se llamó a mil niños de escuelas primarias, aquel 9 de agosto de 1903, en el “Día del árbol” para sembrar los 1600 eucaliptos, arboles históricos de nuestras tierras, los cuales llegaron para ser unos salvavidas importantes. Se trata de una especie arbórea de cuerpo y raíces grandes, que absorben grandes cantidades de agua. Necesaria para el territorio, ya que drenaban y secaban zonas con agua estancada, y con eso, se eliminaba el nacimiento de esos mosquitos, portadores.
Hoy celebramos 118 años de un espacio que dió esperanza y vida a Santiago del Estero, un lugar de recreación especial, donde se puede llevar a cabo diferentes actividades, las cuales invitan al turismo a involucrarse en la esencia santiagueña.