Si hablamos de un ser inexplicable, argentino, popular, puramente del pueblo…nos referimos a él. A Diego o Dieguito, como se te venga a la memoria su recuerdo.
Han pasado 11 meses de su partida a los cielos. Allí donde él había nacido; donde él tomó el don del fútbol y argentinidad. Sabemos que sólo fue a ocupar el lugar que le pertenecía. Ese consuelo nos llena el alma.
Al escribir, siempre caemos en la difícil tarea de pensar «¿Cómo te defino Diego? ¿Alcanzan los caracteres?».
Él era simple; cargaba coraje en un bolsillo y en el rostro una sonrisa inmensa. Nunca lo confesó, pero sabemos que el fue cósmico. Un ser mitológico que vino a dejar su huella, su ejemplo, sus tragedias. Cual enseñanza.
Y va más allá de su fútbol, que no es menor por supuesto. Diego Maradona fue el representante designado para llevar en el pecho la argentinidad como ningún otro.
Maradona fue el pueblo argentino en carne y hueso recorriendo el mundo.
En este mundo de mortales él sigue inmortal. Este 30 de octubre se celebra su natalicio, hubiese cumplido 61 años.
Diego, donde sea que andes…Feliz vida.