En sus actuaciones solía decir: “…nací en el Barrio Las Cejas, cerca del Cementerio, allá donde van todos, en la calle Islas Malvinas, último foco, frente a la casa de Doña María ¡Guarda con el perro!”. Fue un gran bailarín, destacándose en la zamba, un exquisito zapateador, bombisto y relator de viejas anécdotas. Con un estilo propio e inigualable, contaba cuentos y ocurrencias. Solía decir, “De chico vendía chipacos y tortillas… luego mi mama me ascendió… me hizo vender alfajores”. Aprendió a bailar a los 14 años observando a los grandes de aquella época como a Don Napoleón “Aparata” Luna. A partir de ahí fue autodidacta y lo hizo con los changos de su barrio en el puente del Canal San Martín en el barrio Las Cejas. Participó continuamente en concursos de zapateos, los que casi siempre ganaba. En 1947 estando en el Parque de Grandes Espectáculos, se conoció con Carlos Crabajal, después de la actuación, se presentaron al costado del escenario y allí nació una amistad que duró hasta el final de sus días. Luego se perfeccionó en Córdoba. Luego formó parte de un circo junto al primer bailarín de Santiago Ayala “El Chúcaro, su hijo Coqui Saavedra, Feijoo y Hugo de La Torre. En 1950, en el Teatro Rivera Indarte se consagró como Campeón Argentino. Hugo Díaz, su amigo de la infancia, de cuando uno lustraba zapatos y el otro vendía chipacos, lo introdujo en Buenos Aires. Lo invitó a participar en “Asado con cuentos”, programa que se emitía Canal 13 y que conducía Quique Dapialle. En 1975, debutó en el Luna Park; luego actuó en el Maipo, Tabaris y en el majestuoso Lido de París. Integró la Embajada de la Asociación Cultural y Artística “Santiago Manta” en Capital Federal. Juan Saavedra, su hermano menor, fue quien lo invitó a Francia y conjuntamente con sus hijos, Coqui y Pajarín, conformaron allí “Los Indianos” que dirigía Juan y la Compañía de Arte Nativo. En 1978, recorrió los países árabes y otros europeos, presentándose en un total de 25 países en 3 continentes. Vivió junto a su esposa Reina Adela Vignais Morris y él le agregaba “…de Saavedra Chésterfield”, en la calle 148 Nº1542 del barrio Tarapaya (él pronunciaba “Tarapei”), donde montó una peña folclórica a la cual acudían sus amigos y turistas. Precisamente a Adela, bailarina entrerriana, la conoció bailando una zamba en la peña “La Querencia” en Capital Federal y desde ése momento no se separaron más. Fue el creador del Festival del Bailarín Criollo en Santiago y en Río Ceballos, Córdoba. En la década del 90, condujo el programa radial “Más santiagueño imposible” en Radio Nacional los domingos al mediodía junto a su entrañable amigo Carlos Carabajal que, entre canto, comentarios y anécdotas se lo escuchaba decir “¡¡Siiii…alegría, alegría, llegó la policía…!!”- Siempre bromeaba que a la muerte no le tenía miedo por que “…desde arriba tengo orden de no morir” y así se cumple. Hoy, no está físicamente pero vive en cada zamba que se baila o en cada repique de un bombo santiagueño. Su vida se apagó el 20 de Octubre de 2002. El 23 de Julio de 2006, en su casa del barrio Tarapaya, se le rindió un homenaje en el marco de los festejos del 453º Aniversario de Santiago.
Omar Estanciero
«Aquí empezó todo. hacia calor y Don Carlos con su voz única e inconfundible dijo: «En este Patio hay que hacer algo»…Que gran visionario hoy este Patio se viste de Fiesta todos lo domingos es el Patio de mi Querido Amigo Froilan, ese día bailo toda la tarde, «Pronto va ver otro»