El 28 de marzo de 1915 en Barrancas, Salavina, nacía Sixto Palavecino. «Violinisto sachero», como le gustaba presentarse y comunicador incansable y defensor de la cultura quichua. Hijo del monte santiagueño retrató en sus obras, con intensa luminosidad, la vida y los paisajes en sus pagos.
Si bien nació un 28 de marzo de 1915, el «sacherito» del violín, fue anotado en el acta de nacimiento del Registro Civil el 31 de marzo de ese mismo año, fecha que celebró su cumpleaños con sus seres queridos.
Quien lo supo describir con gran acierto, fue el músico santiagueño Cristian Ramón Verduc, integrante del Alero Quichua Santiagueño, programa que aún se difunde en Radio Nacional Santiago del Estero.
«Un niño pastor de cabras y ovejas tiene muchas oportunidades de escuchar los sonidos del monte. Así aprende a identificar los cantos, gritos y murmullos con que ese gran ser vivo, compuesto por miles de organismos vegetales y animales, se hace oír por quien tiene sintonizado el oído en la frecuencia adecuada», relata Verduc, sobre esa condición natural que tenía don Sixto a la hora de interpretar esos sonidos con su violín y canto.
«Don Sixto Palavecino tenía un oído excepcional para la música, capaz de identificar una cuerda desafinada entre un grupo que estuviese tocando mientras él tocaba el violín o el bandoneón. Eso lo hemos visto en ocasión de marchar todo el Alero hacia la iglesia por las calles de la Villa Mailín, o en las reuniones de música y amistad posteriores a cada Domingo en la radio», resalta el integrante del Alero Quichua Santiagueño, a través de la página web del programa (ver sitio).
“A veces con una palabra cortita y un movimiento de cabeza, le avisaba al guitarrero qué y cómo debía corregir. En las reuniones entre amigos, Don Sixto tocaba el violín o el bandoneón y casi todas las guitarras presentes lo acompañaban y, entre la gran cantidad de cuerdas que sonaban junto a un bombo o dos, identificaba cuál de ellas estaba alta o baja respecto a su instrumento”.
“Ese oído ha nacido así, predispuesto para los detalles de la música, pero también ha comenzado a entrenarse en las fiestas salavineras, donde el changuito Sixto se paraba muy cerca de los músicos para no perder nada”.
El recuerdo de Gabriel Conti
Quien también evocó esta fecha a Don Sixto, fue Gabriel Conti, corrector de la traducción y grafía de la edición bilingüe castellano-quichua del Martin Fierro que publicó con Sixto:
“A Tátay Sixto, a cada instante le rindo homenaje – no necesito una fecha especial ni decretos, todos los días revalorizo su obra y su lucha -, difundiendo, expresándome y escribiendo en Quichua, mientras usted sigue hablando, «musiqueando» y cantando en el “Alero del Cielo Quichua” que creó hace trece años con los quichuistas santiagueños que habitan en el “ánaq pacha” (la tierra de arriba)”.
“DON SIXTO PALAVECINO no es sólo de los argentinos, es un bastión de la Cultura Quichua a nivel continental. En el 2º “Rimanakuy”, encuentro quichua que se llevó a cabo en Catamarca en 1997, el entonces presidente de la Academia Mayor de la Lengua Quechua del Qosqo (Perú), el Dr. Juvenal Pacheco Farfán, llamó a la puerta de la habitación donde nos alojábamos con Don Sixto; cuando le abrí, nos saludó gentilmente y dándole un abrazo le dijo: ¡Amauta Sixto, usted no es argentino, es universal! Siempre recuerdo ese gesto con mucho afecto”, evocó Conti.
Fuente Periodico del sur.