Su Historia
Nació en la capital de la provincia, el 20 de abril de 1902. Aquí nacieron también sus padres. Y sus abuelos. Es, como se dice, santiagueño de pura cepa.
Segundo, empezó a jugar en el Club Mitre, junto a sus hermanos Ramón, Nazareno y Juan, desde que tenía quince años.
Debutó en tercera división, pasó a la segunda al año siguiente, y está en primera desde 1920.
Nunca jamás pensó dejar de defender los colores del Mitre. Durante sus inicios rechazó varias ofertas, muchas de ellas por su provincia y por sus amigos.

Tras conseguir un tricampeonato con Mitre en la Liga, sus buenas actuaciones lo llevaron a ser convocado a la Selección Argentina.
Debutó con la celeste y blanca el 30 de octubre de 1927, donde disputó 2 partidos oficiales, ambos durante el Campeonato Sudamericano, actual Copa América, en 1927.
En el torneo convirtió 3 goles, obteniendo el título de goleador y consagrándose campeón con la albiceleste en Lima.
Cuando se le preguntó qué conceptos se merecía el equipo argentino que irá al Perú, con toda sinceridad respondió: “Yo no puedo decir si es bueno o malo, porque eso podrá saberse recién después de haberlo visto actuar; pero puedo decir, en cambio, que, si yo hubiera elegido a los jugadores, algunos de los designados se habrían quedado en sus casas. Díaz, Bidoglio y Recanatinl, Médice, Monti y Alonso; Perinetti, Tarascone, Ferreyra, Seoane y Onzari, podrían constituir lo que se llama un gran conjunto”. Ha nombrado a los que él supone los mejores, nombre a todos, pero en su modestia solo no se ha nombrado a él.

MADRE HAY UNA SOLA
Cada vez que jugó en Santiago, entre los espectadores de la tribuna oficial se destacaba una persona que sigue el desarrollo de todas sus jugadas, una viejecita de 65 años, que está a los gritos que son de aliento y de estímulo. Es su madre. Madre que, como todas las demás, vive instantes de orgullo infinito, cuando siente los aplausos en honor de su hijo y que, como todas las madres, se esfuerza por aguantar un sollozo y disimular su pena, cuando el hijo regresa entristecido por la derrota.
Doña Antonia Gómez de Luna no va sola a presenciar los partidos. La acompañan la esposa de Luna, el hijito, los hermanos y todos orgullosos de llamarse Luna y ser parientes de Luna.
Santiago Del Estero se consagró vencedor del Campeonato Argentino de Ligas
Fue el gran protagonista de la campaña con la Selección de la Liga Santiagueña, al consagrarse campeón de la Copa Presidente de la Nación, torneo nacional interligas. Donde marcó uno de los goles de su equipo en la victoria final ante la Liga Paranaense 3-1, acontecida el 12 de octubre de 1928.

Segundo Luna es, como la mayoría de los muchachos de provincia; modesto y tímido. Las palabras hay que sacárselas como con tirabuzón. Para que diga algo, hay que preguntárselo. Ha venido no pocas veces a la Capital Federal y sin embargo, no puede acostumbrarse a ella.
«Esto es muy lindo — ha dicho, — pero allá se está mejor».
En Santiago del Estero, Luna ya ha dicho que lo saludan y. aplauden, dondequiera que lo encuentren.
Hoy un ídolo, un astro que brilla en el firmamento del deporte santiagueño
Info: El Gráfico